viernes, 23 de enero de 2009

EL MIÉRCOLES DE CENIZA

El próximo día 25 se inicia la Cuaresma, es el Miércoles de Ceniza; pero, ¿estamos conscientes de lo que tal hecho representa?. Es común en ese día ver a mucha gente que muestra orgullosa la marca de ceniza en sus frentes, pero siguen sus días sin ningún cambio. Y no es que debamos cambiar nuestras rutinas, pues debemos cumplir con nuestros compromisos de estudios, trabajo y familia, pero no nos damos cuenta que la Cuaresma, que se inició cuando nos impusieron la ceniza en la frente, es un período de 40 días que nos deben servir como preparación para celebrar la Semana de Jesucristo.

Desde tiempo inmemorial, la ceniza ha sido señal de duelo, de tristeza. En algunas culturas se sentaban sobre ceniza; en otras la ponían sobre sus cabezas y se rasgaban las vestiduras, y en algunas otras las acompañaban de ayunos y penitencias. En la actualidad, a los católicos sólo nos ponen una pequeña marca de ceniza sobre la frente y nos recomiendan la abstinencia, en lo posible, y mejor, ayuno parcial algunos días. Pero más importante es nuestra preparación espiritual. Es importante que durante esos 40 días dediquemos un poco de tiempo más a la oración, que seamos más generosos en nuestra ayuda a nuestros hermanos más necesitados.

“Los tiempos y los días de penitencia a lo largo de año litúrgico (el tiempo de Cuaresma, cada Viernes, en memoria de la Muerte del Señor), son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia. Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales; las peregrinaciones, como signo de penitencia; las privaciones voluntarias, como el ayuno y la limosna; la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras)” (C.I.C. 1438)

Aprovechemos esta Cuaresma para encontrarnos con Cristo Jesús de todo corazón, pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a olvidar los agravios que pudiésemos sentir por nuestros hermanos; recordemos esas palabras que repetimos en nuestras oraciones: “ perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Lleguemos a la celebración de la Semana Santa, del año dedicado al Espíritu Santo, con el corazón dispuesto a la plena conversión, acerquémonos a nuestro párroco a realizar el Sacramento de la Reconciliación reconociendo nuestros pecados y dispongámonos a vivir plenamente en Cristo Jesús y, llenos de gozo, celebremos su Santa Resurrección, reafirmando nuestra fe y compromiso de seguir sus enseñanzas.

Hermanos, hagamos realidad la Oración Colecta de este día: “Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma, sea el principio de una verdadera conversión a ti y que nuestros actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo…Amén”.

Sergio Amaya S.
Enero 08 de 1998.

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