miércoles, 21 de enero de 2009

CUARESMA, CAMINO HACIA LA PASCUA

La Cuaresma, lapso de tiempo de 40 días que nos sirve de preparación para la celebración de la Semana de Cristo. La Semana Santa. Cuarenta es un número simbólico que recuerda un tiempo largo de pesares y problemas que ha vivido el hombre y que recuerda de diversas maneras:

En el Libro del Génesis, nos narran el Diluvio Universal, cuando llovió durante 40 días y 40 noches, con el fin de purificar a la Creación, era tanta la maldad del hombre, que no solamente debía ser destruido, sino toda especie viviente. Sólo Noé se había ganado el Cariño de Dios, pues con sus obras había demostrado ser un hombre justo y el Señor lo elige para repoblar la tierra.

El Éxodo del pueblo Judío a través del desierto, durante 40 años. Durante ese tiempo, el pueblo de Israel sufrió pesares y problemas, muchos renegaban, pero otros seguían fieles el mandato del Señor y confiaban en Él. Dios Padre, siempre pendiente de las necesidades de sus hijos, no los abandonó, los alimentó con el Pan del Cielo, el Maná, guiándolos de día y noche hacia la Tierra prometida.

El ayuno de Jesús en el desierto y las tentaciones a que fue sometido durante 40 días y 40 noches, nos muestran otro tiempo largo en que el amor al Padre lleva siempre al éxito.

La Liturgia de Cuaresma nos va llevando por ese camino que culminará en la Pascua. El Primer Domingo de Cuaresma escuchamos en la lectura del Evangelio, la narración de la permanencia de Jesús en el desierto y como superó las tentaciones a que lo sometió el Maligno. En la Primera Lectura escuchamos la narración que el Libro del Génesis nos hace de la tentación en que cayó Eva y fue seguida por Adán, no tuvieron confianza en lo dicho por Dios, pero sí creyeron en las falsas palabras de la maldad.

El miércoles de ceniza iniciamos el tiempo de la Cuaresma con la imposición de la ceniza en nuestra frente, como signo de nuestra necesidad de arrepentirnos, de cambiar nuestras vidas y creer en el Evangelio. La Cuaresma es un tiempo de renovación espiritual para toda la Iglesia, puesto que nos prepara para la celebración de la Pascua. La enseñanza del Primer Domingo, nos indica que debemos tener fe en Dios y ser fuertes ante las tentaciones del pecado.

El Segundo Domingo de Cuaresma nos hablará de la confianza y la obediencia en el Señor. Nuevamente el Génesis nos narrará el mandato de Yavé a Abram, “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo de mostraré”. Abram tuvo fe en Dios y obedeció al Señor. ¿Cuantos de nosotros estaremos dispuestos a responder a un llamado de esta naturaleza?. En el Evangelio escuchamos un mandato de Dios: “Este mi Hijo Amado, en quien tengo puestas mis complacencias, escúchenlo”. Este es un mandato directo, fuerte, contundente, tenemos estos cuarenta días para pensar en ello, convertirnos y creer en el Evangelio.

Pero, ¿bastará con ponernos ceniza en la cabeza y hacer penitencia?. El Apóstol San Pablo nos da parte de la respuesta: “Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios”, pero decimos que es parte de la respuesta, pues la otra parte y, tal vez, la mas valiosa, es la caridad, pues dijo Cristo Jesús: “En verdad les digo, siempre que no hagan caridad con alguno de estos más pequeños, ustedes dejarán de hacérmela a mi”.

Toda la temporada veremos un Templo sobrio, sin adornos, donde predominará el color morado, símbolo de penitencia. Tiempo de reflexión y de auténtica conversión hacia Cristo Jesús. En todo este tiempo no se canta la Gloria, pues es un tiempo de austeridad. El Cuarto Domingo habrá una leve variación, pues el color dominante podrá ser el rosa, como muestra de alegría por estar a mitad del camino hacia la Pascua.

Todas estas penurias y muchas más, siempre fueron aliviadas por Dios, nuestro Padre Amantísimo. La muestra más grande de su amor fue darnos a Su Hijo Unigénito para ser sacrificado como el Cordero, para lavar nuestros pecados. Por Cristo Jesús, que diariamente se ofrece a nosotros para aliviar nuestras penas, dediquemos estos 40 días a acercarnos al Señor; a ser mejores cristianos, a creer firmemente que Cristo es el Camino para llegar a Dios.
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El Tiempo de Cuaresma es el tiempo que la Iglesia marca que nos prepara para la celebración de lo que representa el centro de nuestra fe, la Crucifixión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús. La Pascua de Nuestro Señor Jesucristo, en la que venció al pecado y a la muerte, para beneficio de todos nosotros, Su Iglesia, formada por todos los bautizados.

San León Magno decía: “Lo que el Cristiano debería estar haciendo a toda hora, en tiempo de Cuaresma lo deberá hacer con más cuidado y devoción”.

Notarán el uso de las vestiduras moradas y la sencillez de decoración en la Iglesia, lo cual presenta el sentido penitencial de este tiempo. No debe haber ningún arreglo floral, exceptuando este domingo, 4º de cuaresma, que es la mitad de nuestro camino hacia la Pascua y, ante su proximidad, se alegra.

El altar está cubierto con un paño morado y solamente los domingos y fiestas es recubierto con un sencillo mantel blanco.

El canto del Aleluya se omite durante este tiempo para retomarlo jubilosamente en la Noche Santa de la Resurrección del Señor.

A partir del 5º domingo, las imágenes serán cubiertas con paños morados.

Todo esto nos servirá para centrar nuestra atención plena en el Misterio Pascual de Jesucristo.

La Cuaresma es también un tiempo de preparación especial para aquellos que recibirán los Sacramentos de la iniciación cristiana, (Bautismo, Confirmación, Eucaristía), en la Vigilia Pascual (Noche Santa. Es un tiempo de purificación e iluminación para estas personas (Catecúmenos) y a toda la Familia Parroquial se le llama a caminar con ellos este peregrinaje en comunidad, recordarlos en nuestras oraciones y celebrar con ellos los ritos especiales del R.I.C.A. (Ritos de Iniciación Cristiana para Adultos). Tanto los catecúmenos como toda la comunidad, nos unimos en un espíritu de arrepentimiento y conversión de corazón. Los domingos de la Cuaresma tienen un carácter especial con sus raíces en el Evangelio del día, por eso es que se nos pide que pongamos mucha atención a la Palabra de Dios.

Durante este Sagrado Tiempo, existen otras oportunidades para nuestro crecimiento Espiritual: el Santo Viacrucis, los viernes; las Pláticas Cuaresmales, la Hora Santa, los jueves y sobre todo, el acercarnos oportuna y debidamente al Sacramento de la Reconciliación.

Quiera Dios que todos tomemos en serio este llamado de la Iglesia de regresar a Dios y al prójimo viviendo la vida nueva que Jesús ganó para nosotros con su muerte y resurrección. Amen.

Sergio Amaya S.
11/02/98
Acapulco, Gro.

1 comentario:

Caminante dijo...

Que hermosa reflexion

Bendiciones!!